Para el 20 de julio, ella y sus cinco amigas, fueron a festejar su día al boliche The End de Flores. Antes se juntaron en el bar que está en la esquina de Rivadavia y Emilio Lamarca para hacer lo que se denomina como "previa" (tomar antes de entrar). Después de cinco vasos de fernet comenzó a sentirse bastante mareada. Igualmente no le importó mucho, por lo que siguió consumiendo. Cuando entraron al boliche sentía un gran malestar pero eso no le impedía hablar y relacionarse con la gente que allí estaba. En un rincón encontró a un hombre que le gustó y estuvo charlando alrededor de dos horas con él. Se llamaba Anibal, tenía 36 años y trabajaba de administrativo. En un momento, él le dijo:
- ¿No querés que vayamos a un lugar más tranquilo?- No sé, no acostumbro a irme con flacos que conozco en un boliche. Aparte están mis amigas y no quiero dejarlas.
- Dale, yo no te voy a hacer nada. Tus amigas deben estar con otros.Conociendolas, sabía que eso probablemente fuera cierto. Entonces accedió a irse con Aníbal. Llegaron a un departamento de Barrio Norte y comenzaron a besarse y acariciarse. Luego tuvieron sexo y, después de un rato, ella le pidió que la llevara a la casa para no preocupar a la familia. En ese instante sintió que abrieron la puerta principal.
- ¿Estás esperando a alguien?- Estamos esperando a alguien, contestó él.
Otro hombre entró a la habitación y tras golpear y abusar de Marina, la amordazó, le vendó los ojos y la ato de pies y manos. Luego la metieron al baúl de un auto y anduvieron más de mil kilómetros hasta la ciudad de Bella Vista, en Corrientes. Actualmente, la mujer es obligada a prostituirse en un cabaret ubicado en el medio de la Ruta Nacional 12, y en ese mismo lugar es donde vive. La familia aún la sigue buscando y, por supuesto, desconocen que fue involucrada en una red de trata de personas.