miércoles, 26 de noviembre de 2014

Apariencia

Actuar significaba todo para Mariela. Arriba de un escenario era el lugar donde más segura y feliz se sentía. Cada vez que salía a escena contagiaba alegría por más que hiciera el papel más dramático y se notaba que había nacido para destacarse en esa profesión. Su sueño era llegar a la calle Corrientes, pero no como vedette, sino con alguna obra en la que se luciera.
Ella vivía con su mejor amiga, Bárbara, que si bien no tenía nada que ver con su mundo teatral, la ayudaba cada vez que tenía que practicar un guión y la apoyaba en todos sus emprendimientos. Incluso llegó a conseguir que su mamá la dejara dar clases a chicos en el garage de su casa. Aunque Mariela disfrutaba esa actividad, sabía que enseñar sólo le servía para pagarse los books y los castings.
Un domingo a la mañana leyó un aviso en el diario que decía: "Buscamos actrices de 25 a 32 años, de pelo morocho y ojos claros para nueva obra de teatro de Pepe Cibrián. Presentarse el lunes 25/8 de 20 a 21 hs. con un monólogo en Av. Rivadavia 2890, piso 12, of. 1202". Le extrañaba que no fuera en un teatro como el Opera o el Astral, pero no le dio importancia y se decidió a ir. Ya tenía un guión preparado de un casting anterior y sabía que no podía fallar.
Al otro día se levantó y estuvo ensayando toda la tarde. A las 19.30 hs tomó el subte A y mientras viajaba seguía repitiendo las palabras que después debería actuar. Cuando llegó al lugar se encontró con un edificio muy alto y un portero eléctrico en el hall. Tocó la oficina 1202 del piso 12 y, luego de que le contestara una voz masculina, subió por el ascensor.
Golpeó la puerta tres veces y un hombre le abrió:

- Hola, vengo al casting.
- ¿Qué tal? Mi nombre es Victor. Pasá por acá. Esperame que ya te llamo.

Aguardó diez minutos y la misma persona que la había recibido, la hizo pasar a su oficina, le preguntó su nombre y pidió que actuara el monólogo. Una vez que terminó le dijo:

- Mirá, la verdad es que creo que sos muy buena para este papel. Ahora te vamos a sacar un par de fotos para adjuntarlas a tu currículum. Lo que sí, necesito que estés en ropa interior.

Ella se sorprendió, pero como sabía que era para una obra de Cibrián, accedió. Luego de quedarse en bombacha y corpiño, el fotógrafo tomó un par de imágenes y se retiró. Victor le pidió que todavía no se vistiera, se acercó y comenzó a tocarla. Mariela se resistió y trató de cambiarse, pero él le pegó un cachetazo y la tiró contra el escritorio. Luego, la desnudó y comenzó a violarla. Aunque ella gritaba, las paredes y ventanas estaban insonorizadas, por lo que nadie podía escucharla.
Ese día había empezado a trabajar allí un chico que ingresó para hacerle firmar unos papeles a Víctor y se encontró con esa situación. Le pegó una trompada y sacó a Mariela de allí.
Al salir del edificio se acercaron a un policía, quien vio a la mujer golpeada, y le contaron lo sucedido. Cuatro patrulleros llegaron al lugar y detuvieron a Víctor y a sus cómplices. La víctima ratificó su denuncia y ahora espera el juicio. Todavía no pudo volver a actuar y está bajo tratamiento psicológico.