miércoles, 9 de abril de 2014

Encuentro

Ir a la cancha a ver a Argentinos Juniors era la pasión de Miguel. Estar en la popular cantando mientras el equipo jugaba lo hacía más feliz que cualquier otra cosa en el mundo. Había dejado de asistir a cumpleaños, casamientos y otras reuniones familiares para seguir al "Bicho" a todos lados.
Proveniente de una familia pobre, vive en una pensión con su mujer Lorena y su hijo de 4 años, Martín. Trabajaba de 7 a 21 en una fábrica de repuestos para poder llevar todos los días el pan a la mesa, mientras Lorena se quedaba cuidando al chiquito. Su máximo sueño era poder comprarse una casa porque ya no soportaba más a la gente de la pensión, sobre todo a la dueña que había tratado de echarlos en reiteradas ocasiones. Para ir a la cancha no gastaba dinero, ya que tenía amigos en la barrabrava y lo dejaban entrar con ellos.
El Sábado 25 de agosto de 2012 a las 20.30 hs, Argentinos Jrs. jugó en La Paternal contra Godoy Cruz y Miguel se encontró con sus amigos en la plaza que está en Boyacá y Juan B. Justo para ir todos juntos. Con uno de ellos, Carlos (Alias "Pupi") había tenido algunos problemas en el pasado respecto a una deuda de plata por un negocio frustrado. Si bien pudieron resolverlo, la relación nunca quedó bien. Esa tarde, mientras caminaban, "Pupi" comenzó a increparlo diciéndole que si quería seguir entrando al estadio debía comprometerse más con la barra y concurrir a las reuniones de los martes. Con tal de no quedarse afuera, y como sabía que la plata no le alcanzaba para comprarse una entrada, Miguel dijo que sí.
Finalmente, llegaron a la cancha y comenzó el partido. Mientras la hinchada cantaba, él notaba que Pupi no le sacaba la mirada de encima y varios compañeros suyos tampoco. Sin embargo, prefirió no darse por aludido y seguir observando el encuentro. Argentinos Jrs. le ganó a Godoy Cruz por 2-1 y ese era un buen motivo para que fueran todos a festejar a algún bar. Cuando Miguel salió del recinto, lo único que sintió fue una trompada en el rostro, la cual hizo que se desmayara. Al despertarse se halló frente a frente con "Pupi" (quien tenía un cuchillo en la mano) en el medio de la plaza de Boyacá. Como no tenía nada como para poder defenderse salió corriendo para que no lo mataran. A las pocas cuadras, en Luis Viale y Artigas lo alcanzaron y lo tiraron al piso. Le pegaron patadas y trompadas en la cabeza y en el pecho. Carlos le clavó dos puñaladas en la espalda al grito de "esto les pasa a los giles que me quieren cagar guita" y todos huyeron de allí dejando a Miguel tirado en el piso. Una vecina que vio la situación llamó a la policía y a la ambulancia pero prefirió no salir de su casa para que no la interrogaran.
Estuvo internado por varias semanas en el hospital Velez Sarsfield del cual salió postrado en una silla de ruedas, ya que uno de los puntazos lo dejó paralítico.
"Pupi" hoy sigue libre porque no hubo testigos que lo culparan por lo sucedido. Miguel nunca más volvió a la cancha.

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