A Laura le costó mucho reconocer que era homosexual. Salió con varios chicos (con algunos por tiempo prolongado) pero se daba cuenta de que ninguno la hacía sentir completa, realmente enamorada. Hasta que un día conoció a Andrea. Cursaban juntas en la facultad de derecho de la UBA, y en un principio fueron grandes amigas. Un día, salieron a tomar algo simplemente para charlar y fue entonces cuando Andrea se acercó y le dijo al oido:
- Muero por besar tus labios. Hace mucho que tengo ganas de hacerlo y ya no aguanto más.
Antes de que continuara, su amiga se dio vuelta y comenzó a besarla. Laura tenía una sensación que nunca había experimentado antes. Era la confirmación de que había encontrado lo que tanto estuvo buscando.
Comenzaron a salir a escondidas porque la familia de ella era muy conservadora. Si el padre se llegaba a enterar era capaz de echarla de su casa. Odiaba no poder sentirse totalmente libre de hacer lo que quisiera, de presentarla ante todo el mundo como su novia.
Pasaron cinco meses y decidió hacerlo. Fueron las dos a su casa, le dijo a su familia que necesiaba contarles algo y comenzó:
- Miren, hay algo que tienen que saber. Como se habrán dado cuenta, yo hace mucho que no traigo a un chico a casa y es por algo en especial. La verdad es que me gustan las mujeres, sobre todo ella (señala a Andrea) y me gustaría compartir con ustedes el hecho de que somos novias hace ya cinco meses. Lo único que les pido es que me apoyen y no me juzguen.
Al padre, que estaba leyendo el diario, se le transformó la cara y protestó:
- Uno te educa con todos los lujos para que lleves una vida normal, y al final ¿para qué? para que vengas diciendo que te gusta alguien de tu mismo sexo. Esto es inadmisible, en mi casa no pienso permitirlo.
- Pero papá...
- Papá nada. Si querés seguir con esta estupidez, que sea afuera de mi casa. Mientras, olvidate de esta familia.
La madre de Laura siempre fue muy callada y dedicó casi toda su vida a su familia. Si su marido planteaba eso, entonces ella estaba de acuerdo. Lo último que quería era perderlo por defender algo que para ella no era normal. Así fue entonces como la joven tuvo que armar su bolso y salir de ese lugar. Como Andrea vivía sola, le ofreció quedarse con ella al menos hasta que encontrara algún departamento para alquilar. Pero Laura no trabajaba, sólo estudiaba, por lo que la estadía iba a ser larga.
Luego de un año de relación, ella no buscó otra vivienda y oficialmente se quedó en el departamento de su novia. De su familia no había sabido nada desde aquel día en que les contó la verdad, pero igualmente todo marchaba muy bien como para preocuparse por eso.
Andrea llegó a la casa alrededor de las 21 hs. y le dijo a Laura que quería hablar con ella:
- Mirá, me parece que las cosas no pueden seguir así. Yo soy la única que mantiene todo esto mientras vos lo único que hacés es estudiar. Así que lo mejor va a ser que te vayas.
- ¿Cómo? ¿Me vas a dejar en la calle? Esto no puede ser así. Te juro que voy a conseguir laburo y voy a cambiar.
- Eso ya no me interesa. No quiero que sigamos más juntas.
- Pero por favor, no tengo donde ir.
- Armá tus cosas y andate Laura, no te quiero ver más.
Ella se arrodilló y le suplicó que no la echara. En un momento, y mientras lloraba desconsoladamente, comenzó a pegarle con los puños en el cuerpo. Estaba enfurecida, no sabía qué iba a ser de su vida sin ella. Andrea le devolvió una trompada y se comenzaron a pelear. Laura agarró un plato y se lo partió en la cabeza, lo que desmayó a su novia, quien golpeó la nuca contra la mesa y cayó desvanecida al suelo. Entonces, desesperada salió del departamento y corrió hasta las vías del tren. Se acostó en ellas y esperó a que pasara el ferrocarril.
- Muero por besar tus labios. Hace mucho que tengo ganas de hacerlo y ya no aguanto más.
Antes de que continuara, su amiga se dio vuelta y comenzó a besarla. Laura tenía una sensación que nunca había experimentado antes. Era la confirmación de que había encontrado lo que tanto estuvo buscando.
Comenzaron a salir a escondidas porque la familia de ella era muy conservadora. Si el padre se llegaba a enterar era capaz de echarla de su casa. Odiaba no poder sentirse totalmente libre de hacer lo que quisiera, de presentarla ante todo el mundo como su novia.
Pasaron cinco meses y decidió hacerlo. Fueron las dos a su casa, le dijo a su familia que necesiaba contarles algo y comenzó:
- Miren, hay algo que tienen que saber. Como se habrán dado cuenta, yo hace mucho que no traigo a un chico a casa y es por algo en especial. La verdad es que me gustan las mujeres, sobre todo ella (señala a Andrea) y me gustaría compartir con ustedes el hecho de que somos novias hace ya cinco meses. Lo único que les pido es que me apoyen y no me juzguen.
Al padre, que estaba leyendo el diario, se le transformó la cara y protestó:
- Uno te educa con todos los lujos para que lleves una vida normal, y al final ¿para qué? para que vengas diciendo que te gusta alguien de tu mismo sexo. Esto es inadmisible, en mi casa no pienso permitirlo.
- Pero papá...
- Papá nada. Si querés seguir con esta estupidez, que sea afuera de mi casa. Mientras, olvidate de esta familia.
La madre de Laura siempre fue muy callada y dedicó casi toda su vida a su familia. Si su marido planteaba eso, entonces ella estaba de acuerdo. Lo último que quería era perderlo por defender algo que para ella no era normal. Así fue entonces como la joven tuvo que armar su bolso y salir de ese lugar. Como Andrea vivía sola, le ofreció quedarse con ella al menos hasta que encontrara algún departamento para alquilar. Pero Laura no trabajaba, sólo estudiaba, por lo que la estadía iba a ser larga.
Luego de un año de relación, ella no buscó otra vivienda y oficialmente se quedó en el departamento de su novia. De su familia no había sabido nada desde aquel día en que les contó la verdad, pero igualmente todo marchaba muy bien como para preocuparse por eso.
Andrea llegó a la casa alrededor de las 21 hs. y le dijo a Laura que quería hablar con ella:
- Mirá, me parece que las cosas no pueden seguir así. Yo soy la única que mantiene todo esto mientras vos lo único que hacés es estudiar. Así que lo mejor va a ser que te vayas.
- ¿Cómo? ¿Me vas a dejar en la calle? Esto no puede ser así. Te juro que voy a conseguir laburo y voy a cambiar.
- Eso ya no me interesa. No quiero que sigamos más juntas.
- Pero por favor, no tengo donde ir.
- Armá tus cosas y andate Laura, no te quiero ver más.
Ella se arrodilló y le suplicó que no la echara. En un momento, y mientras lloraba desconsoladamente, comenzó a pegarle con los puños en el cuerpo. Estaba enfurecida, no sabía qué iba a ser de su vida sin ella. Andrea le devolvió una trompada y se comenzaron a pelear. Laura agarró un plato y se lo partió en la cabeza, lo que desmayó a su novia, quien golpeó la nuca contra la mesa y cayó desvanecida al suelo. Entonces, desesperada salió del departamento y corrió hasta las vías del tren. Se acostó en ellas y esperó a que pasara el ferrocarril.
Che Ema, le estas tomando mucho el gustito al final trajico... jaja.
ResponderEliminarHubieras hondado en detalles de cuando intimaban Andrea y Laura... :P
OTRO POBRE MAQUINISTA QUE TRITURA CUERPITOS FRAGILES. ¿QUÉ CULPA TIENEN ELLOS?
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